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¿Qué son las lagañas?
Las lagañas de tu recién nacido son una mucosidad escasa que le impide abrir los ojos con normalidad. Por lo general, aparecen en el ángulo interno o entre los párpados y suelen ser de color blancuzco o blanco amarillento.
¿Por qué se producen las lagañas?
Las lagañas se producen cuando la lágrima que no se eliminó normalmente entra en contacto con el aire y se reseca, sobre todo mientras duerme, pues es cuando disminuye el parpadeo. En los bebés pueden ocurrir con mayor frecuencia porque el equilibrio entre la producción y la eliminación de las lágrimas es muy sensible a pequeños cambios, como por ejemplo a resfriados y congestiones.
¿Por qué le sale lagaña amarilla a mi bebé?
Muchas veces esta secreción aparece cuando los ojitos de tu bebé están un poco irritados o cuando las lágrimas no drenan bien y se acumulan. Esto puede provocar que aparezcan lagañitas más espesas o amarillentas. En algunos casos, puede ser señal de una infección, como la conjuntivitis. Si notas que las lagañas son muy frecuentes, hay enrojecimiento o tu bebé está incómodo, lo mejor es consultar al pediatra para estar tranquila y saber cómo cuidarlo mejor.
¿Qué es la obstrucción del lagrimal?
La obstrucción del lagrimal es algo muy común en los primeros meses de vida. Ocurre cuando el conducto por donde normalmente drenan las lágrimas está tapado, lo que hace que se acumulen en sus ojitos y aparezcan lagañitas. En la mayoría de los casos, esto se resuelve con el tiempo. Pero si notas que los ojitos de tu bebé siguen llorosos o con secreciones, el pediatra puede indicarte masajes suaves o algún tratamiento para ayudar a que todo vuelva a fluir con normalidad. Recuerda que cada pequeñín es diferente, y tú estás haciendo un gran trabajo cuidando de él.
¿Cómo limpiar los ojos del bebé?
Cuidar los ojitos de tu bebé, en caso de que no presenten ningúna alteración, es tan sencillo como cuidar los tuyos. Necesitarás siempre tener tus manos limpias antes de tener algún tipo de contacto con ellos. Sin embargo, como ya te lo contamos, las lagañas durante sus primeros años de vida suelen estar mucho más presentes, por ello, te recomendamos seguir los siguientes consejos si aún te preguntas ¿cómo limpiar las legañas de mi bebé?:
Usar toallitas amigables con su piel para retirar la mucosidad. Lo ideal es que empieces desde la esquina interior de su ojito hasta la parte más externa.
Utiliza una toallita para cada ojo. De esta manera disminuyen las probabilidades de transmitir bacterias de un ojo al otro.
Enseña a tu bebé desde temprana edad a evitar frotarse los ojos; esto no solo puede traer problemas visuales futuros, sino que también aumentan las probabilidades de tener contacto con gérmenes y bacterias.
¿Cómo se van desarrollando los ojos de tu recién nacido?
Al nacer tu pequeñín ve bultos borrosos y distingue movimientos. Solo ve en blanco y negro, pero le atrae más todo lo que brilla.
A partir del primer mes sus ojitos inician el seguimiento, por cortos períodos de tiempo, de objetos en movimiento. Y empieza a percibir el rojo y verde, a enfocar los objetos de cerca y a percibir la profundidad.
Durante los 3 primeros meses mejora los movimientos oculares horizontales y comienza con los verticales. Desarrolla la visión binocular, que consiste en ver el mismo objeto con ambos ojos al mismo tiempo.
En el segundo trimestre ya puede distinguir los colores azul y amarillo. Reconoce su mano y otros objetos y puede jugar con ellos. A partir del quinto mes coordina su visión con sus manitos.
De los 6 a los 12 meses tiene la capacidad de ver objetos y agarrarlos orientado por lo que mira. Esta es la fase cuando se logra la total coordinación de movimientos y paralelismo ocular. De esta etapa en adelante los ojos y el sistema visual continuará madurando hasta los 8 años.

¡Como dato importante! Tú, como cuidador, tienes una tarea importante en el cuidado y la detección a tiempo, por eso la Academia Americana de Oftalmología recomienda programar una revisión oftalmológica anual, aunque no se le haya detectado ningún problema.
Además, debes estar alerta a las siguientes señales que indican que debes visitar al oftalmólogo:
Frotarse los ojos constantemente
Sensibilidad extrema ante la luz
Dificultades para enfocar
Dificultades para seguir un objeto
Falta de alineamiento de los ojos
Enrojecimiento crónico de los ojos
Lagrimeo crónico en los ojos
Pupilas blancas y no negras
Inhabilidad de ver objetos en la distancia
Antecedentes familiares de problemas visuales

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